Por fin ya ha llegado el 5 de Enero, con la Noche de Reyes, la noche más mágica y esperada del año para todos los niños (y mayores).
La ilusión y nervios que se pasan esperando que los Reyes visiten esta noche nuestras casas y nos traigan los regalos que hemos pedido hace que esta noche sea realmente mágica y especial.
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Los Reyes Magos se llaman Melchor, Gaspar y Baltasar y son los encargados de repartir los regalos en todos los hogares.
Las ciudades y pueblos se engalanan y visten de luz, color y música para recibir a S.S.M.M. los Reyes Magos y a su séquito que llegan por tierra, mar y aire a todas las ciudades y pueblos desde Oriente.
Se organizan espectaculares cabalgatas. (este año vuelven las cabalgatas, esos sí, con las restricciones oportunas dada la situación sanitaria que vivimos).
En estas cabalgatas, los Reyes Magos de Oriente desfilan en majestuosas carrozas, acompañados de sus séquitos, agasajados con bailes y rodeados de pastorcillos y animales.
Los corazones de los pequeños palpitan con fuerza y esperan ansiosos que su “Rey favorito” haya recibido su carta (en la que les han contado lo bien que se portan y les han pedido los regalos que les gustaría recibir) y les traigan todos los juguetes y regalos que han pedido y tanto anhelan.
Hay que preparar la casa, tras la cabalgata, volvemos pronto a casa y es hora de preparar el salón para recibir la visita de los Reyes. Para ello seguimos las tradiciones que van pasado de generación en generación.
Les dejaremos señales en el lugar donde queremos que nos dejen los regalos (bajo el árbol, sobre la mesa…), para facilitarles el trabajo.
Otra costumbre que no podemos obviar en la noche de Reyes, es dejar los zapatos de cada miembro de la familia en la terraza o balcón para que los Reyes depositen en ellos chucherías y golosinas (también podemos dejar cestas…).
El niño Jesús debido a la pobreza de su familia siempre iba descalzo y dos amigos suyos tras verle así durante mucho tiempo le dieron sus propios zapatos.
Para que estos pareciesen nuevos (eran zapatos usados), los niños los limpiaron a fondo y para que se secasen después de lavarlos, los dejaron durante la noche en el balcón.
Al día siguiente cuando los niños fueron a cogerlos, milagrosamente, los zapatos estaban llenos de regalos y dulces.
Los Reyes Magos que habían pasado por allí esa noche quisieron premiar sus generosos corazones y recompensaron así la bondad de los dos niños.
No podemos olvidar dejar agua y pan para los camellos y también unas galletas, turrones, una copita de licor y, cómo no, café bien calentito y leche, (lo podemos dejar en un termo junto a las tazas para que, sea la hora que sea, cuando lleguen a visitarnos lo tengan bien calentito) para que los cansados Reyes recuperen fuerzas y energías para poder continuar con el reparto.
Aunque, seguro que nos va a costar coger el sueño con tanto nerviosismo. Pero tenemos que descansar y levantarnos con energía para abrir todos los regalos y también para permitir que los Reyes hagan su trabajo sin que les molestemos.
Y ya sólo nos queda la última tradición del día más mágico del año, el dulce por excelencia en todos los hogares: “El Roscón de Reyes”.
Este dulce típico de Reyes es un bollo en forma de rosca adornado con fruta escarchada y que en su interior guarda una sorpresa.
Se trata de una figurita y a quien la encuentra se le coronará como rey mago, por lo contrario quien encuentre el haba tendrá que pagar el roscón el año siguiente.
Los hay clásicos, de mazapán (que es realmente el original), rellenos de crema, de nata de trufa, de chocolate…y muchos más, nosotros te dejemos aquí el enlace a la receta de una crema especial de café buenísima con la que podrás rellenar tu roscón casero.
Con esta receta seguro que sorprenderás a tus comensales.
Estamos seguros de que este año habéis sido muy buen@s y los Reyes os van a traer todo lo que habéis pedido…
Que la magia, la ilusión, los nervios y la alegría de la Noche y Día de Reyes os devuelvan a la infancia y que sigamos manteniendo estas tradiciones y costumbres generación tras generación.